Querer es tan simple y complicado a la vez. Algunas personas no terminan de aceptar que amar a otro no se trata de entender, sino de querer.
Perdemos tiempo pretendiendo que debemos conseguir al ser más perfecto y no al ser que nos brinde los momentos más hermosos.
La vida y el amor van de la mano, y la idea de dicha vida es que entrelacemos esta con el querer, el compartir y el disfrutar para hacer de la vida algo mucho más llevadero.
Por ello, cuando decidas querer, hazlo de forma bonita, no porque sientas que estás solo.
No quieras por lástima, quiere porque conseguiste alguien que al fin hizo sentir que la compañía es mucho mejor que la soledad.
Hazlo cuando no tengas remordimientos y puedas salir a caminar al parque y pisar hojas secas en las tardes sin tener ninguna preocupación en mente.
Hazlo con el único y mero propósito de disfrutar de la compañía de quien camina a tu lado.
Quiere de tal forma que hasta las tonterías que parecen insignificantes para ti, no teman ser compartidas cuando estás al lado de esa persona especial.
Quiérela a la antigua, como esos viejos amantes que dependían más de un beso y un abrazo, que de un mensaje de texto.
“Te quiero como para invitarte a pisar hojas secas una de estas tardes. Te quiero como para salir a caminar, hablar del amor, mientras pateamos piedritas. Te quiero como para volvernos chinos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa las calles. Te quiero como para ir a los lugares que más frecuento, y contarte que es ahí donde me siento a pensar en ti. Te quiero como para escuchar tu risa toda la noche. Te quiero como para no dejarte ir jamás. Te quiero como se quiere a ciertos amores, a la antigua, con el alma y sin mirar atrás.”
Jaime Sabines.
