El amor de Poncio Pilato.
Te amo y, no pienso dejar nada fácil para ti. Te ayudaré hasta donde me corresponda, dejaré que resuelvas tus problemas, que pagues tu cuenta, que respondas.
Prometo no resolver nada que tú puedas o debas. Te dejaré encontrar tu poder, porque te amo a ti, a la libertad y, la libertad que te habita.
Si por amor he de ser piedra, muro, y martillo; ten por seguro que seré montaña, muralla, y mazo. Seré mano resuelta, inclemente. Aunque me duela verte caer y, las manos me tiemblen: te amo a ti, a la libertad, y la libertad que te habita.
Llegará el día en que un infierno (uno de tantos), arda en tu corazón, por mí. Llegará el día en que la medida de mi amor, será el odio que apuntes en mi dirección. Así responderás la pregunta que haces entre silencios ¿cuánto me amas, bombón?
Te amo con razón y cada razón que logro armar. Así es la voluntad de un corazón que siente lo que piensa y, viceversa. Por eso no dudo en besar los raspones en tus rodillas, las ojeras, la cicatriz que se exhibe, orgullosa de sí; porque creo que cada detalle, cada victoria, tu grandeza, mi querida moza, es resultado de la suma de tus derrotas.
Te amo porque no necesitas, porque te levantas, abrazas el dolor y sigues adelante. Te amo porque puedes. Amo tu grandeza mi querida musa, mi adorada moza.
Así,
yo me lavo las manos,
mi amada Diosa.
Escrito por: José de la Serna.