Sin respeto, no hay amor. La armonía de una relación, depende de ambas.

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El amor es uno de los valores más importantes. Es la fuerza que nos impulsa para hacer las cosas bien, por eso es considerado un valor que tiene muy clara la diferencia entre el bien y el mal.

Es un sentimiento moral, pues nos induce a actuar bien en nuestra vida y con las personas que amamos. Además, nos lleva a tener una vida plena de paz, tranquilidad y alegría, y, en consecuencia, de bienestar con nosotros mismos.

Amara es respetar, amara es querer siempre el bienestar y todo lo mejor para quien se ama, amar es algo tan genuino y complejo, que, en realidad, pocas personas conocen este sentimiento.

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Una de las cosas más importantes del amor es el respeto, respeto en todo lo que se relacione a la otra persona. Es el respeto el pilar fundamental de una relación, sin él cualquier vínculo se vuelve una fuente inagotable de dolor.

Cuando no existe respeto por la otra persona con quien se sostiene una relación, tampoco lo existe por nosotros mismos. De hecho y aunque nos cueste digerirlo, las personas que conforman parejas donde se pierde el respeto, tienen ambos problemas por resolver.

Las faltas de respeto van a depender de los acuerdos de la pareja, sin embargo, hay algunos que la mayoría puede agregarlo a la lista en las que clasifican una muestra de falta de respeto:

  1. Agredir física o emocionalmente al otro.
  2. Ridiculizar a la pareja a solas o delante de terceros.
  3. Menospreciar sus sueños, proyectos, actividades, etc.
  4. Hacerle sentir incapaz para alguna labor.
  5. Mentirle o administrar convenientemente información.
  6. Subestimar la inteligencia de la pareja, asumiendo que el engaño es convincente.
  7. Burlarse de una nueva oportunidad recibida, repitiendo las mismas acciones.
  8. Querer controlar las acciones del otro.
  9. No otorgarle al otro la libertad de rehacer su vida.
  10. Limitar las relaciones normales e inofensivas del otro.
  11. Invadir los espacios de la pareja.
  12. Ignorar las necesidades del otro.
  13. Evadir la resolución de conflictos, permitiendo que se empeoren paulatinamente.
  14. Aprovecharse del amor y la paciencia del otro.

Cuando los motivadores y las justificaciones se olvidan, puede ser que nos quedemos inmersos en una dinámica nociva, sin un propósito real o con un pronóstico que pude diferir de forma considerable, de lo que nos pudo haber llevado a establecer una relación.