¿Por qué debemos dejar a quien demuestra que no está listo para amarte?

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Desde nuestro origen y nacimiento, tenemos el derecho a tomar nuestras propias decisiones, evidentemente es a través del tiempo y algunos años que podemos hacer uso de la misma, ya que en nuestro desarrollo de conciencia son nuestros padres quienes deciden por nosotros.

Sin embargo, una vez completado esa etapa, llega el momento de afrontar las realidades de la vida, y con ella diferentes matices, en donde debemos analizar y decidir lo que nos beneficia, cambiar lo que nos afecta y tomar el camino que consideremos correcto, todo esto a través de decisiones propias.

Pues, siempre hay que tener presente que cada persona tiene en sus manos el poder de decidir a quién dirigir su afecto, a quien amar, a quien tener a su lado. Lamentablemente, el hecho de que se ame a alguien, no es garantía de un amor correspondido.

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Muchas veces se entrega demasiado amor a quien ni siquiera se da cuenta de ello, a quien no lo valora, y, en consecuencia, lo que se recibe son acciones vacías, causantes de dolor y agonía.

En donde en ocasiones, queremos forzar las cosas, intentando o esperando un amor de vuelta de alguien que por diversas vías nos ha dejado claro que no tiene intenciones de amarnos, pero, a pesar de ello mantenemos la esperanza de que eso cambie.

Ciertamente, el tiempo es un factor importante que siempre pone en evidencia las intenciones reales de cada persona. también es cierto que el amor se cultiva, y aunque en muchos casos el nacimiento del amor entre dos personas se produce en simultáneo, en otros, ocurre que una de las partes se tarda más que la otra en sentir amor.

No obstante, debemos aprender a establecer un límite en cuanto a nuestra inversión, bien sea de tiempo, de energía o de afecto. Porque si bien es cierto que nunca perdemos al amar, también lo es el hecho de que dirigir nuestras energías a alguien que no nos puede ofrecer algo que nos satisfaga de vuelta, resultará en una mala inversión de tiempo y de energía.

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La vida no dura tanto como para sentarnos a esperar que alguien esté listo para amarnos. Hay muchas personas esperando por amores de calidad, mientras otras prefieren dejarlo pasar. No se trata de juzgar a ninguna de las partes, porque ese derecho es de cada quien. Se trata de replantearnos qué queremos para nosotros.

Si no nos sentimos satisfechos con algo o con alguien, no es una buena idea permanecer allí, esperando un cambio, haciendo esfuerzos mayores por recibir lo que nos gustaría. Resultaría más conveniente el tomar acciones, aunque muchas de ellas puedan resultar un tanto incómodas e inclusive dolorosas, pero hay que ser firmes y tener presentes que todo con el tiempo sana.

El dejar ir, puede ser complicado, pero para evitar dolores innecesarios, es útil separar un poco la realidad de la ficción.

El perder tiempo en suposiciones, en escenarios irreales, en hipótesis, no nos llevará a un mejor lugar. Por el contrario, nos armará un estado de nostalgia por la pérdida de lo que es, pero en especial por la “pérdida” de lo que pudo haber sido.