Es muy común, que hoy en día las mujeres de treinta (30) años se vean incluso mejor que las de veinte (20), y es que cuando una mujer pisa “el tercer piso” luce increíble, pues se ven hasta más frescas y hermosas.
Y no se trata solo de la apariencia, sino también del comportamiento, actitud, voz y postura.
Por alguna razón un poco intrigante, la edad hace que se sea más tolerante con muchas cosas, como la fecha de nacimiento o la opinión pública. Las treintañeras son más seguras de sí mismas y menos preocupadas por el efecto que tendrán en la sociedad, lo que les hace más atractivas e interesantes.
Las mujeres modernas se guían por las mismas tendencias en ropa y maquillaje. Independientemente de la edad, se puede hacer el maquillaje tendencioso, usar los boyfriend jeans, estampados geométricos o cordones de algodón, es decir, todo lo que este a la moda del día.
A la edad de 30 años, las mujeres, por lo general, tienen cierta autodeterminación profesional, carrera estable y reputación. E incluso si este no es el caso, al menos ya hay experiencia que también se aprecia. Los ingresos del trabajo fijo superiores a las becas estudiantiles o ingresos del trabajo a tiempo parcial permiten gastar el dinero en sí misma.
En cierta medida, los treinta (30) son la edad de oro en términos de la imagen. A estas alturas, la mujer ya tiene de todo: la comprensión de lo que le queda bien, el valor para experimentar con su apariencia, los medios para llevar a cabo estas experiencias bajo la supervisión de especialistas y el uso de materiales de alta calidad.
Las treintañeras soportan con calma las situaciones negativas y suelen llorar menos por las tonterías. Con la edad, se vuelven más tranquilas y respetan el tiempo y células nerviosas.
A los treinta (30) años, las personas ya entienden mejor lo que quieren de sí mismas y de la vida, entonces, avanzan hacia sus metas. Y la confianza en una misma es siempre atractiva.
Cada persona tiene su propio equipaje de cualidades personales y no siempre son agradables: estereotipos sobre uno mismo, inseguridad o crisis nerviosas. Cuando una persona está comenzando una vida independiente, su experiencia puede darse a conocer en cualquier momento.
A la edad de treinta (30) años, por lo general, aprenden a convivir con sus complejos que aún están por derrotar, por lo que la mujer se vuelve más segura de sí misma y, debido a esto, más atractiva.