Eso de perder el tiempo debería reconceptualizarse, ¿no créeis? Nadie nos lo otorga, nadie nos lo concede a plazo fijo. No tenemos que dar explicaciones a nadie con lo que hacemos con él. Mientras para unos perderlo es todo aquello que no esté dedicado a conseguir una meta, para otros es lograr que vivir sea todo aquello que nos haga perder la sensación de estar ” malgastándolo”. Hay que dejar más tranquilos a los que no cronometran su vida en base a objetivos, sino que viven con el objetivo de no sentirse cronometrados.

Que nadie se atreva

Que nadie se atreva a juzgar una etapa de tu vida, un período de depresión u ansiedad, una relación que parecía ser perjudicial desde todos los ángulos. Era tu tiempo y si lo perdiste es porque tú, en aquel tiempo, desconocías cómo poder ganarlo de otra forma. Estabas viviendo, estabas aprendiendo a equivocarte. ¿Qué mejor aprendizaje que ese?

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Necesitabas esos errores para no volver a cometerlos más en el futuro porque hubiesen sido quizás más dañinos e irreversibles para tu bienestar. No hay tiempos perdidos, hay enseñanzas no muy bien aprendidas o digeridas emocionalmente.

No se trata de perder o no el tiempo, sino de saber que de una forma u otra nadie nos enseñó que hay que curar experiencias sin sentirnos extraños, sin creer que perdemos lo que fuimos, sin que nos atrevamos a pasar a otra nueva etapa en la que podamos aprovechar lo que perdimos en las anteriores. Sea el tiempo, sea otro concepto. Nada es perdido si es aprendido a nuestra manera.

Fuente: La mente es maravillosa 

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