En algún momento de la vidas nos hemos recriminado uno mismos por no haber tenido los implementos necesarias pare afrontar un problema de una forma diferente, obviamente con lo que a nuestro pensar nos otorgado soluciones variadas y en nuestra creación mental, favorables.
Pero el punto esta que posiblemente de no haber obtenido esa mentalidad, de no haber hecho frente a esa situación, de no haber conseguidos esas soluciones, no hubiésemos aprendido lo que ahora conocemos.
Probablemente hayas visto o escuchado el refrán que dice: “la experiencia es el peine que nos regalan cuando nos quedamos calvos”. Uno creería que no es tanto lo que nos regalan, sino más bien lo que nos ganamos, por medio de lágrimas, pérdidas, pagar consecuencias por acciones erróneas, tropiezos y quizás varias caídas y heridas.Y es aquí donde ganamos experiencia, que nos hace reaccionar de forma diferente, que nos brinda más herramientas.
Todo es ganancia e inclusive cuando creemos que estamos perdiendo. Esto nos permite desarrollarnos a través del trayecto, nos deja conocernos, retarnos a nosotros mismos, en probarnos y expresar: “definitivamente ya no soy el mismo, ahora soy más fuerte, confío más en mí, soy más independiente, etc…”
Sin embargo es importante perdonarnos, liberarnos de sentir cualquier culpa, cualquier emoción negativa por cualquier cosa que hayamos realizados en el pasado, mientras estemos aprendiendo, creciendo y obteniendo experiencia que hoy tenemos. Sí, de haber hecho una acción de forma diferente, quizás nuestra vida sería otra. Pero no estaríamos seguros de que fuera mejor, solo en la creación torturante de nuestro cerebro el resultado variante iban a ocasionarnos una vida mejor, pero ¿Qué tal si reacoplamos esas creaciones mentales y somos agradecidos por no haber estado expuestos a un momento aún menos deseado?
Nunca descubriremos qué hubiese pasado… Y es la clásica idea estéril, que nos quita el presente y nos sabotea el futuro, vamos a darles gracia a las experiencias con la que contamos en la actualidad y con las vivencias que contribuyeron a lo que hoy somos. Olvidemos esas culpas y remordimientos y abramos las puertas para recibir lo maravilloso.