Parece obvio, pero poca persona entiende de donde proviene el comportamiento cretino de un infante. Decir cretino, es decir que es necio y mal portado.
La principal causa de ello es, como bien lo dice el adjetivo, porque ha sido mal criado. Sus padres son las principales personas responsables de dichas crianza.
Pero ¿Qué grado de culpa tiene el niño?
En realidad ninguna, y esto es porque el niño aún no ha forjado otro concepto de lo que es bueno o malo que la que sus padres le han dado, así pues, ellos son solo un reflejo de lo que los dos adultos han moldeado.
Es importante que, si vemos a un niño malcriado, no le tratemos mal. No podemos tomar a un niño y gritarle porque actúe de la manera más natural que le viene a la mente.
Un niño malcriado debe ser tratado desde una posición asertiva en el que hablar y decir las cosas de manera cariñosa, pueden generar un cambio enorme.
No es lo mismo tratar a alguien de manera cariñosa que de manera blanda. Al niño hay que tratarlo de forma justa y serena sin dejar el afecto de lado.
Cuando al niño se le trata así, este se vuelve mucho más receptivo para escuchar y aprender y sobre todo, hacer caso a lo que se le dice.
Es importante que lo abordemos de manera seria y sin forcejeos, en un momento que el niño se sienta cómodo y que no se sienta presionado a escuchar, quizá cuando esté jugando o haciendo algo que le entretenga.
Esto hace que la charla se torne amena y no lo perciba como un regaño, sino como un momento de atención que, muchas veces, suele ser lo que más exigen los niños.
Un niño malcriado es, en ocasiones, el resultado de la falta de atención de parte de unos padres. Cuando hay una falta de atención, ellos buscan vías alternativas para llamarla, y atienden a su lado más primitivo el cual es parte de un comportamiento natural de la parte animal de todo ser humano.
Al ver que esta parte es la parte más atendida por sus padres, el niño se acostumbra a actuar así para adquirir dicha atención y, se forma entonces, a un niño malcriado.