Desde siempre, las mujeres han sido parte importante de la sociedad y del mundo. Sin embargo, tiempo atrás, estas eran apartadas y desacreditadas. Pero, hoy en día eso ha cambiado, las mujeres han formado a formar una parte imprescindible en el sistema, no hay trabajo o labor que no puedan realizar.
Existen mujeres inteligentes, con un coeficiente intelectual bastante superior para pensar y analizar cada paso, cada movimiento en torno a su vida, capaces de hacer valer sus derechos, expresar sus opiniones sin ningún tipo de temor, son mujeres con una libertad para tomar decisiones en cualquier aspecto.

Y digamos que, por esto y muchas cosas más, algunos hombres se sienten inferior. En su defecto, la mayoría de los hombres no son capaces de soportar tener a una mujer inteligente a su lado.
Por otra parte, existe una minoría de hombres inteligentes, de buen alma y corazón, bondadosos, que entienden que tener una buena compañera de vida puede marcar la diferencia entre llegar lejos o, por el contrario, la ruina.
Hay mujeres a las que no nos asusta nada, tampoco la soledad, mujeres que saben hacia donde quieren llegar, el camino que deben tomar para alcanzar sueños, el éxito, y la felicidad.
Trabajan duro por lo que quieren, y no descansan hasta lograrlo, porque saben que son capaces de obtener todo lo que se propongan.
Es esa nueva generación de mujeres libres, que no se conforman, que no anteponen el corazón al cerebro, ni sus pasiones a sus principios, esas que saben a ciencia cierta lo que valen, lo que son.
No obstante, muchas veces esto suele confundirse a que este tipo de mujeres están cerradas al amor, o que le tienen miedo, pero esto no es así, solo que saben lo que valen y quieren a alguien que las merezca, y que se merezcan mutuamente.
Es decir, sentirse amadas, pero con la conciencia plena de que merecen lo mejor, por supuesto ofreciendo a cambio lo mismo, entrega, cariño, fidelidad, motivación.
Mujeres fuertes que son coherentes con lo que dicen y piensan, mujeres inteligentes que dan lo mejor de sí, pero solo a aquel que en verdad las merezca.
Y esto no son actos de prepotencia, mucho menos de superioridad, sino valor y amor propio, simplemente están dispuestas a aceptar lo que son capaces de dar, justo así, en la misma medida, ni menos ni más.

Las mujeres de este tipo no pierden el tiempo con hombres de bajas expectativas, esos que esperan encontrar a alguien que no discuta ni los contradiga, alguien que en pocas palabras, no les complique la vida. Son el tipo de mujeres, que ningún hombre mediocre quiere tener.