Te aprovechaste de la confianza que te di y por eso jugaste sucio. Te encontrabas tan bobo con tu nueva conquista que te exhibías con ella incluso frente de nuestros amigos. No sabes para nada la vergüenza que me da por haberte defendido ante aquellas amistades que me decían a cada rato lo que estabas haciendo.
Es por eso ahora comprendo que nunca necesitaste mentirme, ya que yo estaba completamente ciega de amor. Porque mi confianza en ti era tan gran que a pesar de tener a muchas personas mencionándome tus aventuras yo no quise oírlos, ya que creí por un momento que me amabas tanto como yo te amaba a ti.
Me siento muy apenada de aquella ingenuidad que poseía, me siento como una completa tonta por no haber querido ver o escuchar lo que estaba ocurriendo. Pero al mismo instante me siento orgullosa de haber lograr entregarme a tal nivel. Y me encanto que lo observaras para que no tengas dudas de lo mucho que te amé.

Ahora solo trato de juntar todos los fragmentos de mi corazón que quedaron en el suelo y aprovecho de una vez sacarte de mis recuerdos más apreciados. Y a pesar de todo lo sucedido tengo la mente bien clara para expresarte que ya no te quiero volver a verte.
Fuiste una de las personas más primordial en mi vida y lo sabes bien, ya que era algo que te lo decía siempre, y no solo te lo decía sino que además te lo hacía ver. Puede que por eso ahora te encuentras pidiéndome perdón. Quizás desde que ya no seguimos juntos has estado notando todo lo que tenías estando a mi lado. Pero todo lo perdiste por tu gran estúpida necesidad de sentirte capaz de conquistar el corazón de alguien más.