Pensé que podría mantener el secreto durante toda la vida pero ya no puedo más. Y no me importa si tu novia se entera y causo un revuelo en nuestro círculo social, pero necesito decírtelo de una vez por todas, mi dignidad de mujer me lo impone.
Me gustas muchísimo, amigo mío. Tanto, pero tanto, que siento temor de lo que pueda pasar de aquí en adelante entre tú y yo. Porque este amor no es como los otros amores fugaces que van y vienen sin razón. Tampoco es producto de la inmadurez o inexperiencia. Lo que siento es el resultado de conocer tu esencia, saberte a fondo y enamorarme de lo que representas en el mundo. En fin, no hay otra alternativa más que amarte.
Sé que tienes novia y, al parecer, la relación entre los dos es bastante estable. Ella es una chica hermosísima y con unos sentimientos maravillosos. Te entrega todo y no hace más que luchar por tu bienestar. Pero no puedo callarlo más, no puedo disminuirme. Y es que te quiero en mi vida para siempre, en mis brazos, refugiado en besos.
Qué gran dilema se presenta a partir de ahora. ¿Qué pensarás acerca de mí? ¿Sentirás lo mismo? Si tan sólo supieras lo que tengo para darte. Tengo amor infinito para darte, sexo delicioso y una amistad sin precedentes. Pero debo tomar una decisión, y rápido, muy rápido…
No sé qué nos depara a los dos, pero de lo que estoy segura es que debo armarme de valor y, sencillamente, decírtelo, sin importar las consecuencias. Porque el que ama, arriesga todo. Y si debo jugarme los dados por tu amor, estoy dispuesto a hacerlo. Por mi parte, estoy dispuesta a apostar todo en mi última parte, ¿tú lo estarás?