En una sociedad donde el machismo parece estar cada vez más erradicado, surgen dentro de las culturas, sobre todo las latinas, síntomas de micromachismo que sustituyen a ese antiguo comportar del hombre.
Esto es un tema de naturaleza y masculinidad que intenta ocultarse pero, con el pasar del tiempo, nos damos cuenta que quizá nunca llegue a desaparecer por completo.
Lo más importante, no es aprender a confrontar este tipo de conductas, sino mostrar a nuestras hijas y mujeres del mañana, a como transformar la mentalidad de la sociedad.
Enseñarles a ellas a ser independientes, es una manera idónea de demostrarles cuánto valen en realidad.
Es la dependencia de la mujer por el hombre, lo que más suele fortalecer esas células del micromachismo.
Ese acostumbrar del “la mujer para la cocina” mientras el hombre trabaja, son una de las cosas que más hace retroceder el avance de la equidad de oportunidades entre hombres y mujeres.
La mujer, desde pequeña, debe independizarse y aprender a obtener lo que se merece. La “malcriadez” de un padre hacia una hija, también refuerza ese micromachismo.
Acostumbrar a las niñas a ser princesitas que todo lo reciben de manos de papi, es acostumbrar a las mujeres del mañana a esperar que un hombre las mantenga.
No está mal que los padres consientan de vez en cuando a sus hijas, lo que está mal, es mal acostumbrarlas a ellos, y dejar que todo lo que obtienen en su vida, sea dado por papi, el novio, el hermano o el amigo.
Mujer, tú que lees esto, eres lo suficientemente útil para conseguir un trabajo y obtener las cosas por ti misma.
Porque cocinar y cuidar a los niños no es un trabajo de las mujeres, en un trabajo de ambos.
Porque la labor de preparar la cena, no debe estar definido por si llevas pantalones o faldas, sino porque quieras ayudar al otro o, incluso, porque ambos quieren pasar un momento juntos y compartir dicho oficio.
La independencia de las niñas, es el primer paso para que las mujeres del mañana, no dependan de ningún hombre para ser felices.