El estrés no es malo del todo. A corto plazo, nos ayuda a agudizar la memoria y la concentración, pues técnicamente es una forma de avisarnos que debemos cumplir con ciertas cosas para solventar nuestras responsabilidades y problema, convirtiéndose así, en uno de los mejores impulsores para trabajar.
El problema viene cuando el estrés permanece en nuestro cuerpo por más tiempo del debido. El estrés es una carrera contrarreloj, no se trata de un maratón, y es bien sabido que no puedes correr un maratón si estás en contra del reloj.
El estrés es capaz de generar enfermedades que se presentan desde, sencillas infecciones o artritis, hasta mortales infartos cardiacos o cerebrales. También genera depresión, ansiedad, trastorno de sueño y otros problemas asociados con la mente, los cuales terminan siendo incapacitantes para aquel que los padece.
Las personas que padecen estrés, son personas que por lo general viven con temor a lo que pueda sucede en el futuro, por eso se cree que mientras la depresión es el exceso del pasado, el estrés es el exceso del futuro. Las personas con alto nivel de estrés suelen estar sometidas a grandes presiones y pueden volverse asustadizas y hasta paranoicas, empezando a pensar que todos los escenarios futuros serán negativos de algún modo.
Toda esta negatividad que va desde el lamento hasta quejas sin sentidos, tienen efectos terribles en el cuerpo que lo destruyen poco a poco.
El cerebro al disparar toda esta sinapsis de ansiedad, frustración, ira y demás, desgasta el sistema inmunológico y aumenta el nivel de presión en la sangre, haciéndonos propensos a sufrir del corazón, diabetes, obesidad y un montón de enfermedades derivadas de estas consecuencias.
El cortisol: el representante químico del estrés en el cuerpo
El cortisol es la primera hormona del estrés. Es nuestro peor enemigo y, según los expertos, estos afectan la memoria y dificultan el aprendizaje, mientras que deteriora, aunque no lo creas, la fortaleza de nuestro sistema esquelético gracias a la alteración del flujo sanguíneo. Además, el colesterol es otro de los problemas típicos de una persona estresada.
Finalmente, dos estudios revelados en la revista Science, apuntan al cortisol como un desencadenante de las enfermedades mentales, sobre todo, durante la adolescencia. El cortisol es liberado como una respuesta de estrés o miedo, reacción natural que se tiene cuando el cuerpo está en un momento de lucha o peligro.
Es incontable la cantidad de enfermedades derivadas de este problema, pero tu elección es simple. Vive con amor, aleja tus miedos. El Dalai Lama tiene una creencia, y es que para vivir una vida plena, no debemos sucumbir a las preocupaciones, ya que estas, según él, solo nos dejan cosas malas.
Él considera que para vivir sana y felizmente, solo debemos actuar, no preocuparnos. Actuar en pro de que las cosas salgan bien y si no salen, intentarlo de otro modo, pero nunca, nunca preocuparse por nada.