Hermanas. Ellas tienen un pedazo de tu corazón y mucho más.

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Los hermanos son aquellas personas que están más allá de todo y de todos. Son compañeros del alma, de vida y de corazón. Normalmente son relaciones que permanecen a pesar de los conflictos, momentos que nos hacen sonreír aunque en días, nos enojemos o pasemos malos momentos y altercados.

Y por esta razón, presentamos una carta dirigida a una hermana.

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«Mi hermana, es esa parte de mí que siempre me sigue, mi sombra y mi luz al mismo tiempo, es la mujer que tiene más que un pedazo de mi corazón.

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La realidad es que no importa cuántos años pasen, hay una parte de mí que siempre la extraña, que aunque pase el tiempo sabemos que nos llevamos en el alma. Esa es mi hermana, la mujer que tiene más que un pedazo de mi corazón. Y es que no importan las pruebas que nos tenga la vida, al final ella es mi refugio.

Mi hermana, es la mujer que me conoce a profundidad, que vio cómo esa niña rebelde fue sacudiendo los días de su vida. Mi hermana, es la que sabe cuando algo me molesta, me pone triste o me hace feliz, no importa lo mucho que intente disimular. Mi hermana es más que un pedazo de mi corazón.

Es la mujer que la mayoría del tiempo no soporto, con la que compartí tantas de mis cosas favoritas. Los enojos y las peleas eran de todos los días, pero eso sí, no te atrevas a hacerle daño porque aunque me enfade, nadie le puede poner un dedo encima sobre mi cadáver. Mi hermana, es esa que a veces quiero apagar porque habla en exceso, pero luego extraño que me hable de cualquier cosa.

Mi hermana, es mi espejo, la mujer que comparte mi mismas raíces, con una infancia loca, divertida pero también con momentos de tristeza. Ella se defiende como yo, lo aprendimos de pequeñas, de la manera en que mamá ve la vida y cómo nos enseñó a enfrentar cada derrota, incluso sin decirnos nada.

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Mi hermana, es mi calma y mi desesperación, es la balanza que me hace ver si estoy haciendo bien las cosas. Pero, también un es abrigo, es el refugio de saber que le importo a alguien y que siempre voy a ser escuchada. Porque al final me entiende, entiende mi forma de ser y sabe que muchas veces hago cosas sin querer que me duelen.

Mi hermana, es la amiga que me dice las cosas en la cara, aunque duelan o me hagan enojar. Sin embargo, ya hemos pasado por tanto que ya no hay nada que fracture lo que tenemos y por esa simple razón amo a mi hermana, que es más que un pedazo de mi corazón».