El único lugar en el que vas a pasar toda la vida es en ti mismo, así que debes encargarte de que sea tu lugar favorito.
Como lugar, merecemos los cuidados que se da a los lugares amados.
¿Cómo conservar, proteger y mantener el propio ser? ¿Respondiendo a sus disfrutes y deseos? ¿Cuidando que no se arriesgue ni se exponga?
¿Fortaleciendolo ? ¿Desarrollando la fortaleza emocional?
Dándonos cuenta de que para hacernos nuestro lugar favorito tenemos que decir lo que nos pasa, manifestar lo que necesitamos, escucharnos y equilibrar lo que nos damos en tanto no complique los lugares de otros.
Visitarnos seguido, como a la plaza del barrio, y disfrutar las luces y sombras que nos habitan y nos hacen ser quienes estamos siendo.
Y en ese estar siendo y haciendo, construimos , creamos, nuestra identidad.
Cumpliendo compromisos, diciendo y haciendo lo mismo, pidiendo lo que nos hace falta, conversando lo que nos importa y también lo que es necesario, acordando nuestros juegos con otros.
Haciendo lo que sabemos hacer bien y también lo que nos gusta, dando lo que nos sobra y también lo que consideramos necesario, ocupándonos lo suficiente de los que amamos y alejándonos cuando se nos hace imperioso.
Lugar e identidad.
En un apropiarnos y hacernos responsables de nosotros mismos.
Para nosotros. Y para los demás.