Algunos neurólogos y psicólogos concuerdan en que las mujeres, tienen un tiempo de reacción más veloz que el de muchos hombres. Las mujeres poseen una estructura neuronal con más cantidad de sensores receptores, haciendo que sus sentidos sean más agudos y reciba mayor información lógica y física. En otras palabras, una mujer tiene mayor sensibilidad a su entorno que cualquier hombre, por lo que cualquier señal visual o verbal, será absorbida de manera más profunda por la mujer.
Pero más allá de los teoremas científico, se dice que la mujer desarrolla un sexto sentido, afilado como una espada, agudo y del cual casi nada se escapa. Esta leyenda se acerca mucho a la realidad, pues es algo que surge precisamente de los estudios científicos mencionados anteriormente.
La capacidad de darse cuenta de cosas que van a suceder antes de que pasen, es una habilidad innata de supervivencia que se ha ido desarrollando a lo largo de los años. Mucho de ello se debe a su enorme papel dentro de la supervivencia humana, el cual es el de ser madres.
Descubrir mentiras no es solo algo que nos previene de ser estafados, lastimados o manipulados. Las mentiras son armas peligrosas en la boca de los peores hombres. La mujer desarrolla su sexto sentido como un sistema de defensa íntimo, el cual no solo utiliza para defenderse o cuidarse ella misma, sino que también es usado entre mujeres para comunicarse casi que en un idioma propio que, a decir verdad, a los hombres nos cuesta entender.
No le mientas a una mujer, a pesar de que ella pueda creerte en un inicio, tarde o temprano descubre la verdad. Una muestra del poder de este sexto sentido, son esas preguntas que ellas hacen aun sabiendo la respuesta del hombre. Ellas solo lo hacen para ver hasta qué nivel de descaro puede llegar uno, para usar todo lo que pueda en su contra y darle una merecida lección.
Finalmente, las mujeres suelen tener la razón, y esto se debe en parte a ese sexto sentido que le abre un tercer ojo a la realidad. Hablando de una manera menos metafórica. La mujer puede ver aquellos detalles y peculiaridades que el hombre pasa por alto, algo que es propio del sexto sentido. Esa habilidad particular, es la que más se utiliza para detectar mentiras, pues, en una historia falsa, los detalles ocultan la verdad.