Cuando nos referíamos ayer, hacemos enfoque a una ventana de tiempo relacionado al pasado, que no necesariamente debe corresponder con el día anterior… Aunque también aplica.
Las preocupaciones de una persona se puede convertir en una reacción natural ante cualquier momento que debemos afrontar, incluso esas que simplemente afrontaremos en nuestras mentes, ya que nunca sucederán.
Somos seres para desarrollar dramas anticipándonos al futuro de forma fatalista, ideando o pensando los peores resultados que pueden suceden. Además en distintas ocasiones ese comportamiento es nuestro afán por tener todos los potenciales escenarios cubiertos, mostrándonos como individuos previsivos, responsables y planificados.
No obstante, lo que realizamos al preocuparnos es que nos desvinculamos de nuestro bienestar natural e iniciamos a enfocarnos en cosas que no nos hacen sentir muy cómodos y después, nos quitamos la paz que tenemos al momento, la paz que poseemos en el presente, podemos interferir de modo indeseado en la elaboración de nuestro futuro y no añadimos nada positivo al preocuparnos…
No ganas nada de nada al estar preocupándote, no puedes evitar que algo suceda porque ya te lo hayas imaginado, en todo caso, algo que si puedes hacer es predisponer tu mente para recibirlo…