Dejar ir es darte cuenta que algunas personas son parte de tu historia

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Las despedidas siempre van a doler pero lo mejor para nosotros es asumir que algunas personas son solo parte de nuestra historia.

Porque de nada sirve forzar las cosas y estar en un vaivén de emociones negativas que dañan tu felicidad y tu tranquilidad. Por más que se amen, por más que tengan muchas cosas en común o tengan historias compartidas. Decir adiós es la mejor forma de liberarnos de aquello que nos estanca e interrumpe nuestra paz interior. Es hora de ser artícifices de nuestra libertad emocional.

Es mejor decir adiós sin dejar palabras en el tintero

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Aprendamos decir adiós pensando que de esa situación nos queda una lección para futuras experiencias. Pero sobretodo aprendamos a decir adiós sabiendo que no guardamos nada para nosotros, que entregamos todo lo que sabíamos dar y todo lo que teníamos dentro de nosotros.

Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles “lo siento”, “perdóname”, “por favor”, “gracias” y todas las palabras de amor que conoces. Nadie te recordará por tus pensamientos secretos”.

Cuando el adiós duela, abre los ojos y asume la lección

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Decir adiós es doloroso así haya sido una relación larga, corta. Así haya sido una relación de amigos, pareja, familia, etc. Por eso lo mejor es no arrepentirnos luego de las cosas que no pudimos expresar a aquellas personas que fueron parte de nuestra vida.

Porque al fin de cuentas nuestro pasado emocional determinará nuestro presente. Así que es importante gestionar nuestros sentimientos, emociones y pensamientos, de acuerdo al momento que nos ha tocado vivir.

No lo olvides: un adiós duele, pero las despedidas más dolorosas son las que no se pronuncian, las que dejan asuntos pendientes que dejan heridas.

Fuente: La mente es maravillosa