-Mamá, me han pegado en el colegio.
-¿Por qué no te defendiste? Le hubieras pegado también.
¿Crees que esa respuesta es la más adecuada? Pues debemos tener mucha delicadeza al explicarles que no está bien atacar a otras personas, sin razón alguna pero que está bien defendernos ante los ataques de los demás.
Hoy día esta situación se ha agudizado entre los casos de bullying que se observan a nivel mundial y las terribles consecuencias que esto ha generado, en muchos jóvenes y niños en el mundo.
Si queremos un mundo libre de violencia y donde reine la paz tenemos el importante deber de enseñar a nuestros hijos las herramientas adecuadas para que puedan defenderse sin exponerse al peligro que sepan estrategias básicas que puedan utilizar a la hora de defenderse sin causar mayores daños y sin hacerse daño a sí mismos. Éste es un derecho que el niño tiene que conocer y es una parte importante en la lucha contra los ataques que hoy día sufren cada uno de nuestros niños, por parte de otros que no tienen el conocimiento, ni han tenido la debida orientación al respecto.
No seamos indiferente ante esta situación, es nuestro deber orientarlos sobre este tema y enseñarles que no deben mantenerse callados, que siempre deben decirle a alguien mayor o alguna autoridad lo que está sucediendo y si el caso es que le corresponde a ellos mismos responder ante determinada situación, es importante que el niño sepa cómo reaccionar, porque de otra manera vivirá reprimido y lleno de frustraciones ante un hecho que desconoce y el cual no sabe abordar.
Debemos hacerle entender, que esos niños que suelen atacar, tienen situaciones emocionales muy particulares y debemos aprender a ser compasivos, pero esto no significa consentir sus abusos o tolerar sus atropellos, entre los límites que deben entender nuestros hijos, está el propio espacio personal, el cual no debe ser invadido de ninguna manera, alienta a tu hijo a conversar contigo, enséñale a defenderse según el ataque que recibe y especialmente, orientalo sobre la violencia y a los caminos que conduce.
Fuente: Rincón del Tibet