Desde pequeñas siempre hemos soñado con una vida perfecta: el trabajo que más nos gusta, la profesión que más nos llena, la casa más hermosa, la boda del año y unos hijos tiernos y juguetones. El asunto es que no queremos vivir todo eso solas, así que pensamos en que lo ideal sería poder vivirlo con nuestra media naranja.
¿Y es que alguna vez nos preguntamos qué es eso de “media naranja”? Pues bien, se trata de ese hombre perfecto e ideal, ese que nació para encontrarnos, que se acople completamente a nosotras y nosotras a él: dos mitades que andaban buscándose una a la otra, y que al unirse forman un solo ser pleno de amor.
Este tema tan arraigado en nuestros días tiene su origen en una obra de la época clásica de Grecia llamada “El Banquete”, del famoso filósofo Platón, donde un personaje llamado Aristófanes describe cómo era la raza humana en tiempos de dioses. Decía que todos los seres humanos eran redondeados, y que contenía dos pares de cada cosa: dos pares de brazos, dos pares de piernas, dos orejas, dos órganos, aunque una sola cabeza. Se trataba de seres que podían estar compuestos por dos hombres, dos mujeres o una mujer y un hombre.
También cuenta que eran fuertes e inteligentes, y que en cierto momento se consideraron lo suficientemente poderosos como para desafiar a los mismos dioses. Es así que el dios Júpiter tomó la decisión no de destruirlos pero sí de debilitarlos: los dividió en dos mitades.
Luego de esto, cada mitad hacía esfuerzos incansables por encontrarse con su complemento, y cuando esto ocurría, se unían en un abrazo tan profundo que terminaban muriendo, pues olvidaban comer y dormir, no queriendo hacer nada una sin la otra.
A partir de este mito y hasta nuestros días, vemos con frecuencia en distintos lugares y situaciones la expresión “mi media naranja”, aludiendo a esa persona especial con la que nos sentimos completos, y de quien no nos queremos separar durante la etapa de enamoramiento, llegando al punto de olvidarnos del pasar el tiempo y de la circunstancias a nuestro alrededor.
