Se debe tener mucha responsabilidad al momento de usar las palabras, no debemos andar por ahí diciendo absolutamente todo lo que te llega en el pensamiento, sin poner ninguna clase de filtro, sin medir las consecuencias de lo que expresamos y sin localizar la manera más oportuna y asertiva de mencionar las cosas.
Obviamente no debemos silenciar lo que necesitamos expresar, no obstante, debemos tener bien en claro los propósitos de nuestras propias intenciones y de los efectos que podemos ocasionar.
Pues bien toda persona posee una parte que actúa desde el ego y desde ahí son válidas múltiples cosas, que no necesariamente coinciden con lo correcto.
Es verdad que en distintas ocasiones decimos algo en cual no esperamos un efecto en sí, sino que “inconscientemente” en un momento nos pareció relevante expresarlo, pero si esto provoco consecuencias muy negativas para los demás o para nosotros mismos, en algunos casos tendremos la oportunidad de revertir ese cuyo efecto provocado.
Es bueno que antes de decir algo debemos realizar un ciclo mental, sobre todo cuando lo que
vamos a expresar involucra a otros,
cuando los efectos no son simplemente sobre nosotros, sino que puede ocasionar daños colaterales a otros individuos.
Las palabras son una herramienta muy poderosa la cual debemos saber utilizar de
forma adecuada y concientemente, esta herramienta puede generarte o generarle a
una persona muchas cosas tantas positivas como negativas, es por ende que
debemos saber usarlas de manera responsable.