Toda persona cuando se enamora, sucumbe sin querer a desnudarse emocionalmente ante el otro. Queda en un estado de total fragilidad, de allí que muchas personas, sientan temor a enamorarse, pues piensan que esa vulnerabilidad puede ser dolorosa si existe en algún momento rechazo.
Es un tema delicado esto de protegerse en una relación de pareja, ya que para que haya un buen desenvolvimiento entre ambos, es necesario tener confianza. Lo que no se puede negociar es la independencia.
Cuando se crean lazos de confianza en la relación:
Cuando convivimos en pareja nos volvemos más frágiles y vulnerables, ya que nos mostramos tal cual somos.
En el noviazgo todo es color de rosa, supone una etapa para conocer a la pareja y decidir si queremos compartir nuestra vida con ella o no. Cuando vivimos juntos ya es otra cosa, mostramos aspectos que solo se conocen, cuando se interactúa cotidianamente y asomamos defectos que en otro momento intentamos ocultar.
Es este momento que nos vuelve más vulnerable a un rechazo, ya que mostramos lo que realmente somos, sin trampa ni vendas.
Si la relación es firme, estos detalles o defectos si se quiere llamar así, serían aspectos que fortalecerían a la pareja, lejos de separarla. Si las bases no son solidas ni hay profundidad en la relación esto se convierte un motivo de rechazo e incluso separación. Allí podemos sufrir por ser rechazados.
Cuando nos protegemos de los posibles riesgos:
Siempre vamos a activar un sistema regulador del dolor, dependiendo de cuan y frágiles y vulnerables nos sintamos en la relación y el nivel de seguridad que tengamos.
– Regla de evaluación.
Se mide el nivel de compromiso y aceptación de la pareja. Cuando existe dependencia emocional la pareja puede reaccionar atendiendo las necesidades o requerimientos de su pareja o no.
– Regla de señalización.
Aquí se observa como reaccionamos ante el rechazo o aceptación de la pareja y como esto influye en nuestra autoestima.
– Reglas de regulación de dependencia.
Una vez valorado lo anterior, nos predisponemos a mostrarnos vulnerables o frágiles y es allí cuando se afecta la convivencia e interacción.
Cada vez que ponemos en manos de nuestras parejas nuestro bienestar psicológico, ponemos en marcha el sistema de autodefensa, es un hecho inconsciente que recurrimos para protegernos del dolor, pero que pone en peligro la convivencia juntos. Lo mejor es conocerse más a fondo, antes de dar el paso de la convivencia.