A muchas personas les cuesta pedir perdón, porque tienen la idea errónea que al hacerlo están dando razón, que es sinónimo de debilidad o que le están cediendo poder a la otra persona. Al final esto trae consigo sufrimiento para ambas partes porque nos cargamos de sufrimiento, de culpa, de resentimiento, de ira y un sinfín de sentimientos y emociones que para nada resultan beneficiosos para nosotros.Parte de la libertad que siempre buscamos está en saber pedir perdón, porque al pedir perdón eliminamos sentimientos negativos, situaciones del pasado que pueden lastimarnos una y otra vez.
Además, el perdón sana nuestras heridas, sana nuestro corazón y es la forma más sencilla de quitarle el control a una situación que nos genera dolor.
Tal vez pedir perdón te es más difícil cuando la otra persona no es alguien de tu agrado, sin embargo,debes pensar que perdonando estaremos haciendo el mayor bien a nuestra persona, seremos el mayor beneficiario en esa situación.Entendamos que perdonar nos hace más grandes, más sabios y que no basta con solo decir “te perdono” o “me perdono”. Debemos cambiar nuestra forma de ver las cosas, nuestros pensamientos y creencias, debemos ser empáticos, compasivos, pensar que todos estamos propensos a lastimar, a equivocarnos, a ignorar o a generar cualquier tipo de sufrimiento con o sin intención, que la vida es muy dinámica y no sabemos qué rol nos toque jugar el día de mañana.
El dolor que se causó o las heridas que quedaron no los quitará pidiendo perdón, pero pregúntate ¿ Ganaremos algo viviendo del pasado? Nada podemos hacer sobre lo pasado, pero definitivamente hará que nuestro futuro sea mucho mejor, nos hará más grandes como seres humanos, así que no lo pienses más, si hay alguien que requiera tu perdón, concédelo. Tu corazón te lo agradecerá.
Fuente: Rincón del Tibet