Claramente hay múltiples cosas gratificantes que podemos vivir y recibir por medio del dinero, pero las grandes bendiciones de la vida no se pueden comprar.
Desde un amanecer increíblemente hermoso, tener momentos de sonrisas, una caricia de un ser amado, la plenitud de la honestidad, la fe, el amor de un hijo hasta finalizar en la vida misma, que aun con todo el dinero que poseas, evidentemente nadie es capaz de comprar un minuto más en esta vida.
No es algo de despreciar el dinero, no, sino de otorgarle su justo valor, saber que ante todo no somos lo que tenemos, ni estamos limitados a lo que señale nuestra cuenta bancaria, ante todo somos seres humanos los cuales no hallamos en esta mágica aventura la es llamada vida, y de manera circunstancial, nos vemos en un punto histórico particular, relacionado a una sociedad en la cual el dinero ha optado tomar un rol protagónico.
Debes fortalecer aquellas cosas que no poseen un precio, tus afectos, el respeto, tu lealtad, tus habilidades, tu amor por ti mismo y haz de buen manejo el recurso primordial que te deja hacer lo que deseas: el tiempo. El tiempo es algo que no se recupera, que algunos lo comparan con el dinero, como para brindarle importancia por medio de un símil que lo deja corto. No lo dediques a seres que no valen la pena y mucho menos en cosas o actividades que no te lleven a donde deseas estar.
Puede que estés preocupado por algún tipo de situación económica, pero si paras de pensar en ello de manera negativa y fácilmente solo te enfocas en luchar la escasez con mucha abundancia, verás que pronto las cosas empiezan a fluir de un modo totalmente favorable para tu vida y para tus finanzas en consecuencia.
Claramente en tu vida poseas muchas cosas lo cual el dinero no puede comprar, pues siéntete totalmente agradecido por eso y en alineación con esa energía obtendrás de la vida lo mejor que tiene para ti.