Laura Segovia Pintos, maestra de Audición y Lenguaje, psicopedagoga y experta en Atención temprana con años de experiencia como estimuladora del lenguaje explica que:
“La lectura no es una habilidad innata. Es una competencia que debemos desarrollar. Para que fructifique este aprendizaje debe existir participación y entrega mutua. Antes de hablar, los niños ya emiten sus primeros sonidos y realizan conductas pre verbales gracias a una correcta estimulación.
La lectura es en cambio una habilidad que debe ser aprendida y trabajada. Para lograrlo ha de existir un determinado grado de madurez en el niño; es decir, éste debe haber desarrollado una adecuada conciencia fonológica y tener conciencia ortográfica”.
Para llevar a cabo esta práctica, hay que ser siempre pacientes, pues hay que tener en cuenta que cada niño es diferente, no todos llevan el mismo ritmo. Por eso es importante no hacer comparaciones entre las habilidades lectoras de uno y otro.
“Los cuentos ayudan a soñar. ¿Hay una mejor manera de disfrutar de tu tiempo libre que soñando junto a tu hijo? El tiempo que compartes con él con un libro entre las manos es tiempo de calidad”, añade Laura, quien actualmente trabaja en el departamento de Comunicación del colegio de Educación Especial Alenta (Madrid).
Laura Segovia es precisamente autora del cuento infantil ‘El dedo mágico de Tico’, un libro ilustrado que describe cómo un niño adquiere su lenguaje mientras todo su entorno –sus enamorados padres y abuelos– sucumbe al embrujo de sus primeras vocalizaciones y palabras.
“Parte de la necesidad de producir una estimulación temprana del lenguaje, por eso es un libro que está dirigido a todo tipo de lector. Incluso a aquel que aún no sabe leer: al estar adaptado con pictogramas, ‘El dedo mágico de Tico’ hace partícipes a los más pequeños en la experiencia de contar un cuento sin haber adquirido el lenguaje oral o accedido a la lectoescritura”.
El concepto pictograma (dibujos o signos gráficos que expresan un concepto relacionado materialmente con el objeto al que se refiere) es clave en esta etapa de aprendizaje.
“Los pictogramas ayudan a que los niños también puedan participar en el proceso, aunque aún no hayan aprendido leer”. Es decir, no te limites a contarle un cuento; haz que tu hijo ‘lea’ aunque aún no sepa cómo hacerlo.
“Si el cuento tiene un diccionario de pictogramas mejor, ya que así asocian dibujo con palabras concretas y no sólo con referencias”. Concluyó Laura.