Se supone que el fin de todas las parejas, es buscar siempre el bien común e individual. Sin embargo, son millones las personas que, a diario, entran en una relación tóxica, la cual, son una pérdida de tiempo total en la que nuestras vidas, son tiradas a la basura.
Si eso es lo que quieres, pues adelante, nadie te va a decir que no desperdicies tu vida con alguien que simplemente, te tiene estancada y no te ayuda a mejorar como persona. En todo caso, tus mejores amigos te lo advertirán, te aconsejarán y te regañarán unas cuantas veces, pero luego de eso, nada más. Si no haces caso a sus críticas, entonces ¿Para qué los tienes?
Uno debe saber cuándo hacer oído sordo y cuando tomar consejo. Si hemos escogido a nuestros amigos, es porque hemos confiado que esas personas, estarán ahí para apoyarnos en las buenas, pero, sobre todo, llamarnos la atención cuando sepan que estamos yendo por un mal camino.
Echar la vida por la borda solo porque no tenemos la fortaleza de alejarnos de alguien que creemos “amar”, es una estupidez. No hay otra palabra para designarlo. La estupidez es infinita y las personas suelen ser víctima de ello. ¿Para qué vas a estar con alguien que solo te causa disgustos y con quien lloras más de la mitad del tiempo?
Debemos tener suficiente amor propio, como para aceptar que valemos tanto como para no quedarnos estancados por nada ni nadie. Merecemos ser felices y merecemos conocer a alguien que, en nombre del amor, nos dé paz y tranquilidad, y no peleas y dolor. Amémonos un poquito más cada día, y sepamos distinguir una lucha en la cual se puede ganar, a una guerra que ya se ha perdido.