Después de tanto tiempo, de muchos llantos, de meses que se veían eternos y duraderos por el gran dolor intenso… te perdono. Pero no te equivoques, perdonar solo es un paso que requiere un corazón partido para continuar avanzando, para dejar el pasado atrás y no volver nunca.

Cuando nos conocimos pensé que había hallado al amor de mi vida, me vendiste esa imagen de la persona ideal: cálida, amorosa y llena de muchas cualidades.
Nunca creí que luego de un tiempo esa máscara se caería, que te transformarías en el verdugo de mis emociones y me harías experimentar el dolor más grande, hasta al punto de tener una agonía.

Seguía transcurriendo el tiempo y todo fue cada vez peor: la frialdad, tus palabras hirientes, tu arrogancia, etc… De ser lo mejor que me había ocurrido, te volviste en el peor error de mi vida.
Después de pensar y analizar las cosas entendí que por mucho que uno lo intento, nunca será del todo suficiente para aquella persona equivocada; que las heridas ayudan a saber que algo fue totalmente real, y, que siempre es bueno obtener una cicatriz por valiente, que la piel intacta por cobarde.

Si pudiera volver al pasado para no conocerte, pues créeme que nunca cambiaría lo que sucedió: tu decepción me recordó mis fortalezas y mis capacidades de seguir adelante; me hizo comprender que no debo quedarme en el piso por más difícil o dura que sea la caída; que es verdad lo que muchos mencionan: luego de la tormenta, siempre regresa la calma.

Donde quieras que estés, si en algún instante te das cuenta de lo que hiciste y quieres recuperar lo que perdiste, mejor piénsalo varias veces y recuerda siempre estas palabras:
Te perdono, pero eso no significa que te quiera de regreso en mi vida.