Analfabetismo emocional: cuando nuestra lógica predomina siempre sobre nuestras emociones.

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Hay muchas personas estudiadas que sufren de analfabetismo emocional. Estas personas, por lo general, tienen un gran coeficiente intelectual respecto a estudios y profesiones. Son hábiles en el dominio de múltiples competencias, disponen de un sinfín de títulos y maestrías.

Sin embargo, con respecto a lo emocional, espiritual e interno tienen una gran deficiencia y necesidad. Son inestable en emociones.

Hoy en día, resulta muy común encontrar descuidos con respecto a la salud mental. El cerebro trabaja arduamente sin recibir algún tipo de cuidado o atención.

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Pues es ese conjunto de células nerviosas, estructuras y circunvoluciones, en donde hay que centrar la atención en los indicadores de nuestra salud emocional, es decir, en esa capacidad para sentir la vida y nuestras relaciones, en el estado de esa facultad para entender, controlar y modificar estados anímicos propios y ajenos.

El ser humano es mucho más que una serie de competencias lingüísticas, matemáticas o tecnológicas. Somos, por encima de todo, seres sociales y emocionales, aunque mayormente sean las emociones las que resulten descuidadas, y hasta infravaloradas en las instituciones educativas.

Mediante esta situación, se puede distinguir algunas dimensiones que caracterizan el analfabetismo emocional, entre ellas:

  1. Incapacidad para entender y manejar las propias emociones.
  2. Dificultad para comprender las de los demás.
  3. Incapacidad de situarse en la mirada ajena, de comprender realidades diferentes a la propias.
  4. Habilidades sociales muy rígidas y aunque en ocasiones pueden desenvolverse, carecen de sensibilidad, asertividad y esa cercanía auténtica con la que crear lazos significativos y no solo relaciones motivadas por el interés personal.

Por otro lado, los valores del analfabetismo emocional pueden ser enormes: pensamiento polarizado, represión, racismo o sexismo, narcisismo, necesidad obsesiva por tener la razón, entre otras.

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Es por ello que el analfabetismo emocional, es esa falta de recursos psicológicos y mecanismos emocionales con los que manejar mejores dimensiones como la tristeza, la rabia, el miedo o la decepción, nos hace a su vez mucho más vulnerables a una serie de trastornos mentales.

Así, condiciones como la depresión o los estados de ansiedad crónica son muy comunes en perfiles con poca o nula habilidad para gestionar mejor esos estados internos.