El fracaso en el amor es algo que a cualquier persona en este planeta le ha pasado, al menos de que tengas la suerte de conseguir un amor como lo hicieron muchas parejas de las cuales llevan muchos años donde solo tuvieron amor en su vida. Pero esto es algo que pocas veces pasa.
Silencios incómodos:
Los silencios habitualmente también hablan, son necesarios pero si son a cada rato y te sientes totalmente incomodo posiblemente está pasando algo, o los dos se aguantan cosas que quieren expresar y no lo hacen.
No se divierten juntos:
Ya no están juntos como antes y cuando tienen un momento libre, prefieren estar con sus amigos o familiares.
No existe interés:
Antes te preguntaba qué tal tu día, manifestaba interés para saber bien qué harán el fin de semana, charlaban sobre sus proyectos y cómo lo iban a solucionar están los dos unidos. Si ya no realizan nada de esto, es bastante probable que ya expiro la relación.
Ya no es lo mismo a su lado:
Antes te sentías la persona más esencial en su vida. Ahora solo quiere pasar tiempo con otros ya que de manera estás huyendo de estar tiempo contigo.
Terminan y vuelven constantemente:
Pelean a cada rato y a veces es mejor expresar: “Terminamos” pero después se arrepienten y tratan de fingir que todo está bien, cuando claramente no es así.
Se critican mutuamente:
Desde las canciones que oyes, lo que vistes y hasta la forma en la que te peinas ya se hacen cosas incomodas para ambos. Parece que los defectos empiezan a surgir y no importa para nada en qué momento del día sea, siempre van a pelear por cualquier cosa insignificante.
Detalles con causa:
Rosas, dulces, salidas al cine, todo esto que debería ser algo normal, empiezan a ser una forma de resolver alguna pelea o algo malo que haya pasado entre los dos, es decir, detalles que tienen un trasfondo de disculpa.
¡SIN DISCUSIONES!
Cuando hay una pelea uno de los dos asume la responsabilidad de todo con el fin de dejar de seguir discutiendo. Es decir, no le interesa para nada el problema sino que se solucione rápido, solo evita el momento asumiendo una culpa que verdaderamente no siente.