Existen seres humanos que te llamen bruja sin saber la connotación de la palabra. En los tiempos de antes, el ser bruja era más un término relacionado a la libertad de la mujer, a su libre pensamiento y a la toma decisiones por sí misma.
Ahora pues bien, ¿eres una bruja? Puede que tu primer pensamiento sea ¡Obviamente que no!, pero si lo piensas un poco más, ser una bruja es ser una persona libre y alegre.
Eres independiente:
Una bruja es aquella mujer que no posee ninguna necesidad de estar dependiendo de los demás para dar sus propios pasos y decidir sobre propia vida.
Detestas que te digan qué hacer con tu vida:
Escuchas consejos, pero te niegas a recibir órdenes de otros que piensan que tienen poder sobre ti.
Aprendes por ti misma lo que no conoces:
No te quedas con lo que te mencionan y te concentras en hallar por ti misma el conocimiento que verdaderamente necesitas. Sabes muy bien que aprendiendo te vuelves cada vez más libre.
No permites idiotas inmaduros en tu vida:
Pasas de esos hombres idiotas que solo desean sacar alguna clase de provecho, o que solo se esfuerzan en conquistarte para después olvidar que eres parte de sus vidas.
Sabes lo que quieres y luchas por ello:
Te centras en tu propia vida, en crecer, en mejorar como ser humano e incrementar tus cualidades, en ese camino te das cuenta de lo que realmente quieres y lo priorizas para tu vida, peleas por ello y te emociona el gran trabajo que haces.
No dejas que las personas abusen de tu confianza:
Tu confianza es algo que se gana, y quienes quieran abusar de aquello, tú bien sabes cómo tratarlas y darles un pase de salida fuera de tu vida.
Eres determinada:
Superaste múltiples inseguridades, sobre todas las cosas que se trataba de decidir sobre lo que es lo mejor para ti. Así que cuando tomas una decisión, estás resuelta a trabajar duro, vas por ello sin mirar cosas del pasado, tropezando y aprendiendo hasta poder alcanzarlo.