“Tenemos que aprender a amar lo que tenemos
y no lo que queremos tener,
para conseguir una felicidad estable”.
–Dalai Lama.
¿Cuánto te amas y de qué forma te demuestras lo importante que eres para ti? ¿Adoras tu vida, tu cuerpo y lo que realizas todos los días con tu familia, con tu pareja, con amigos y contigo mismo? Si eres una persona que verdaderamente no se ama a sí mismo, puede que tampoco te hayas dado cuente de ciertas cosas.
Haces lo que sea con tal de que un grupo te acepte:

Cambias de personalidad con el fin de que los demás te acepten y te pueden incluir en su círculo. Esto es algo que no debes hacer: Los demás te deben aceptar tal cual eres, sin juzgar o criticar tu manera de ser.
Dudas de la belleza de tu físico, de tu forma de ser o de tus capacidades intelectuales:
Puede que sea momento de que dejes de ser tan estricto contigo, tranquilizarte y valorar cada una de las cosas que tienes y los otros admiran. Tus capacidades y habilidades son únicas en este mundo. Simplemente amalas.
Te sientes inferior a los demás:

Aunque sea obvio que eres igual de bueno o incluso superior a los otros. Ninguna opinión debe desalentar tu ánimo ni ocasionar que la desesperanza tome dominio de tu ser.
Aceptas reiteradas humillaciones de los demás:
Piensa por un momento si realmente vale la pena estar con personas que se dedican a utilizarte para su diversión comentando a tus espaldas, burlándose de ti y colocándote en situaciones de riesgo físico y emocional. Los verdaderos amigos son aquellos que se preocupan por ti y pelean por tu bienestar.
Pones tu vida en riesgo:

Como tener una aventura sin protección o conducir bajo los efectos del alcohol. Puede ser divertido al comienzo, pero luego las consecuencias terminan siendo fatales. El descuido y la irresponsabilidad son un arte que hay que saber llevar a cabo para poder gozarlo.