Ignorar para ser felices, esa es la regla del día. Empecemos por lo siguiente, echar de lado las cosas que nos lastiman, puede ser más difícil que apartar las que nos hacen algún bien, ¿Por qué? Porque el ser humano es masoquista por naturaleza.
Hay cosas a las que nos arraigamos como si de ello dependiese nuestra felicidad, como si ensañarse con lo malo fuese a dejar siempre una enseñanza y como si nuestra vida fuese muy aburrida mientras no estamos en conflicto con el exterior. Sin embargo, esta actitud, desgasta el espíritu, nos hace cansarnos por una pelea eterna que nunca se ganará.
No lo digo porque considere que seamos débiles, cosa que no somos, sino porque las críticas, comparaciones inútiles, preocupaciones y los sentimientos de culpas injustificado, siempre estarán ahí mientras le prestemos atención, y luchar contra eso, es inútil. En otras palabras, hay que ignorar para ser felices.
- Críticas destructivas: Yo en lo particular, soy partidario de que me critiquen. Me encanta oír a gente hablando mal de mi trabajo de escritor, al fin y al cabo, puedo aprender de ello mientras siguen dándose mala vida por hacerme sentir mal ¿No? Es a eso lo que me refiero, usar las críticas destructivas y transformarlas en constructivas, puede ser un modo de ignorarlas. El objetivo de dichas críticas es hacerte sentir mal, pero si te predispones a que esto no afecta tu vida, sino que más bien, te fortalece, entonces ya habrás ganado la batalla, porque el objetivo de las críticas destructivas es hacerte sentir mal, y no que aprendas de ellas. Así que no le des ese gusto.
- Comparaciones sin sentido: El único momento que puedes comparar tu vida con la de otro, es para decir con humildad, que quieres tener el éxito espiritual o profesional, parecido al de alguien que admires. No es malo tener puntos de referencia de lo que queremos ser, lo malo es si tomamos un camino alejado de lo bueno para llegar a ello. No te compares solo por sentirte superior o inferior, de ello no sacas nada bueno.
- Preocuparte sin motivo: Sé que no tener preocupaciones en la vida, es un desafío extremo. Pero verás, tu vida es como una mano, y tus preocupaciones o motivos de tranquilidad, son una rosa. Si tus tomas la rosa por las espinas, sujetas las preocupaciones. Pero ¿Son las espinas la que se sujetan a tu mano? Tú eres quien decide cuándo y qué tanto aferrarse a las preocupaciones.
- Culpabilidad injustificada: Basta de martirizarte, ¿De verdad crees que, porque te eches la culpa de algo, solucionará todo lo malo? Las culpas injustificadas, son espejismos creados por la falta de aceptación de nuestras acciones frente a una situación que estuvo siempre, fuera de nuestras manos.
Escrito por: Ángel Dichy.