Siempre estuve preocupándome en mí y en mis metas. Concentrándome en mis propósitos en la vida. Estudiando lo que me gusta, buscando un buen trabajo, comprarlo lo que había soñado por mucho tiempo. Hasta que de un momento a otro te conocí. Fue un momento nada especial, en una de esas reuniones que hacen las empresas para integrar a todo su personal.
Te había visto anteriormente pero siempre como un compañero de trabajo, jamás como algo más. Me pareció todo tan extraño, tan inesperado. No podía creer que estaba sintiendo algo por ti. No podía dejar de hablar contigo, no podía dejar de sentirme tan cómoda.
Al inicio no lo descifre, pensaba que sólo era una buena relación amistosa. No pensaba que al estar contigo más tiempo, al salir, al pasar tiempo juntos íbamos a llegar a querer estar en una relación. Sin darme cuenta comencé a sentir un sentimiento fuerte por ti.
Yo nunca supe que era el amor, porque estaba más preocupada en mí. Que en las relaciones que podía tener. Creía más en mis metas individuales que compartirlas con alguien más porque pensaba que nadie iba a tener mis mismas visiones. Que no iba a ver nadie que pudiera alcanzar los objetivos que tengo en mente.
Eso fue una equivocación, una de las más grandes. Me di cuenta que estuve mucho tiempo sola por ese mal pensamiento. Si tan sólo hubiera dado una oportunidad más a mis sentimientos y poder encontrar a alguien con quien compartir esos momentos. La historia hubiera sido otra.
Pero jamás es demasiado tarde, aún soy joven. Y aún puedo disfrutar de todo ello, además ahora soy una mujer que ha logrado varias cosas en su vida. Así que el amor sería un bonito campo para poder seguir avanzando hacia la felicidad y mi estabilidad como persona.
Me siento afortunada de haberlo encontrado y de mantenerlo conmigo. Es importante lograr nuestros objetivos, pero también es bueno poder experimentar y tratar con alguien para poder formar una linda relación que puede llevarnos a lograr más cosas de lo que imaginamos.