Ser padre o madre no es fácil, es buscar un equilibrio entre la disposición plena, la serenidad íntegra y el mejor humor. A pesar de todas las cosas que como adultos tenemos que pasar, vivimos en esa lucha constante, repitiendo una y otra vez a nuestros hijos, lo que deseamos que comprendan.
Los niños tienden a olvidar rápido las palabras, sin embargo, jamás dejarán de imitarnos, de repetir lo que ven y de reproducir nuestros actos. Es ahí donde radica la importancia de aprender a controlar nuestras emociones cuando estamos frente a nuestros hijos.
Cuando nos dejamos llevar por la impulsividad no nos damos cuenta de los efectos que genera esto en el niño, no podemos siempre, aunque lo intentemos, mantener al niño ajeno a la realidad de muchos, pero ello no nos exime de responsabilidad, pues es menester del adulto aprender a controlar sus acciones y sus reacciones, especialmente si esta siendo observado por un niño.
Hay conductas en los niños que muchas veces no se comprenden o no se pueden explicar, y hasta se recurrre al psicólogo para encontrar el por qué. Sin embargo la respuesta puede estar en casa, porque sencillamente el motivo de su conducta es a causa de lo que ve en el hogar. Es su naturaleza del niño seguir un patrón de orientación, especialmente en esos primeros siete años de vida, en los cuales van adquiriendo niveles de consciencia que les permitirá tomar sus propias acciones.
Si eres de las personas que tiene la facilidad de recordar todo lo que viviste en la infancia te sorprenderás de todas las cosas que incluyeron en ti, este simple ejercicio, puede demostrarte como en la memoria de un niño se graban las cosas más impensables, más allá de las miles de palabras que hayamos repetido, es el sentimiento, la sensación y el ejemplo, lo primero que aprenderán.
Si tienes hijos o tienes a cargo a uno, déjame decirte que en tus manos tienes una gran responsabilidad, nunca olvides que eres un espejo y todo lo que el vea, se grabará en su memoria y tarde o temprano será perfectamente imitado. Cultiva amor y bienestar en un niño, en cada niño y la cosecha será ganada más allá de sus propias elecciones.
Fuente: Rincón del Tibet