Somos tan necias que nos gusta siempre darnos golpes con la misma piedra, no entendemos que las cosas llegan a nuestra vida por causalidad y no por casualidad, todo tiene una razón de ser, todo llega en el momento indicado.
Cuando la confianza se pierde, lo que abunda es la inseguridad; en la vida hay muchos eventos que te causan bienestar, y muchos otros que te causan malestar, cuando se trata de relaciones sentimentales o amor es común sentirse así.
Para enamorarse primero debemos enamorarnos de nosotras mismas, mientras más amor propio mejores personas nos encontraremos en el camino, pero como somos necias siempre nos enfrascamos en lo que no nos corresponde.
Siempre nos fijamos en alguien que no nos valora, que no nos quiere; eso sucede no porque no lo sepamos lo más chistoso es que siempre estamos claros de la realidad que a la que nos enfrentamos, sino porque somos necias y nos gusta.
Caer constantemente en el mismo hueco, golpearnos siempre con la misma piedra; aprendamos a querernos y a entender que el amor siempre esta solo debemos aprender a esperar ser correspondidos.
No hay personas más necias que las mujeres enamoradas, y si no lo están, también lo son
Pero cuando pierdes el amor de tu vida, sientes que pierdes un pedazo de ti, sientes que pierdes esa pieza que te hace sentir bien, es así, porque tenemos la mala costumbre de ser dependiente de los demás, y de sentirnos vacíos.
Las cosas mayormente nos pasan por lo necias que solemos ser con estos temas; cuando vamos a tomar una decisión debemos estar seguros de lo que vamos hacer.
Si alguien no está con nosotros, la realidad es que creemos que nuestra vida gira entorno a otra persona, no entendemos que tenemos una vida propia y que debemos aprender a vivirla para compartirla luego con alguien más.
Conclusiones
Aunque existen distintas profundidades de amor, también existen las distintas profundidades de corazón roto, por esa razón cuando el amor es superficial casi siempre la ruptura también lo es, porque no hay amor, quizá solo interés.
Sin embargo, el amor más profundo es el que siempre nos somete a las más grades depresiones, de esas que nos cambian una vez que experimentamos un momento como ese, jamás volvemos a ser los mismos, cambiamos del todo.
Esto se debe a la coraza que creamos en defensa de todo lo que nos afecta, teniendo temor de caer nuevamente en el mismo hueco, aunque como somos necias quizá volvamos a caer en lo mismo, mientras no nos valoremos.
Somos seres de luz y valiosos que somos, siempre vamos a tropezarnos con la misma piedra, hasta que por fin nos llegue la luz divina y nos demos cuenta de lo que realidad queremos en nuestras vidas.