No me di cuenta al principio, el amor que sentía hacia ti me cegaba la realidad. Me sentía tan afortunada de poder tenerte, de encontrar a una persona a quien querer. Y es ahí el problema, que quería una persona a quien querer más no alguien que también me quiera. No pensaba en sus emociones, no me importaba si él era feliz o no, lo único que quería era una persona a quien abrazar, a quien tomarle de la mano y a quien besar cuando tenga ganas de eso.
Me centraba solo en mí, en mis necesidades como persona. Aunque siempre lo trataba bien, le daba todo ese amor que era capaz de dar, satisfacía sus necesidades porque había muchas veces que me sentía mal porque hacíamos lo que yo quería. Es por ello que le daba la libertad de decidir a dónde quiere ir o que quiere ver. Me preocupaba por su bienestar quería que sea feliz a mi lado, así que siempre lo complacía.
Al inicio no pedía para nada que él me demostrara lo mismo. Al contrario, siempre le decía que esto era un amor puro, sin dar nada a cambio. Que estaba en su libertad si me quería engreír y dar el mismo amor que yo le doy.
En un principio no lo tomaba mal, pero mientras más el tiempo comenzaba a avanzar me di cuenta que esa persona no me quería como yo lo quería. Sus brazos eran más secos, sus besos nada apasionados, sus agarradas de mano eran tan débiles. Ya no había caricias entre los dos, siempre cuando nos veíamos sólo veíamos la televisión o escuchábamos música. Tampoco teníamos nada de qué hablar.
Preguntábamos por respeto y la otra persona también contestaba de la misma forma. A pesar que queríamos decir muchas cosas, ninguno de los dos se atrevía a hablar. A ser sinceros, a expresar ese malestar de estar juntos y no sentir nada. Comencé a analizar todo de una mejor perspectiva, pues no me encontraba tan enamorada como la primera vez, así que vi todo más claro. Él nunca me quiso, más bien estuvo conmigo porque no quería estar solo, me dijo en esas charlas de amargura.
Es por ello que no me devolvía ese amor incondicional, sólo estaba conmigo por respeto porque yo aún seguía enamorada. No voy a mentir cuando me enteré me dolió mucho, pero no le agarré cólera. Muy al contrario, le agradecí por sus enseñanzas por el mal amor que me dio. Ahora sé que una demostración así no es para nada amor. Ahora puedo decir que soy un poquito más experta en el ámbito del amor.
Espero que en un momento de su vida pueda amar de verdad y aprender de ese sentimiento porque es más especial de lo que él cree. Yo lo sentí alguna vez a su lado, pero ahora lo único que me toca es poder buscar mi propia felicidad.