¿Por qué es difícil arreglar una discusión en la relación?

496

¡Cállate y escúchame!

  ¿Quién no ha tenido la sensación alguna vez de que la persona con la que hablamos no nos entiende? Hablamos y hablamos pero quienes nos escuchan quedan perplejos y, de ese modo, asuntos simples, triviales en apariencia, se convierten en discusiones sin sentido. ¿Por qué ocurre esto? Muy sencillo, los seres humanos no sabemos comunicarnos. Respeto, tolerancia, empatía, etc. son principios fundamentales en todo acto de comunicación; principios que tendemos a olvidar en un intento irrevocable de anteponer nuestro punto de vista al de los demás. No se sorprenda el lector y piense que tal cosa es solo propia de personas maleducadas. Todos hemos perdido los papeles, todos hemos pensado alguna vez “no tienes razón, yo sí, así que cállate la boca”.

Resultado de imagen para no te soportoImagen relacionada

Pero veamos esta situación en una pareja. “Cree que no le respeto”; “tiene unas costumbres muy raras y no me puede adaptar a ellas”; “se va con su amigo del alma y me deja sola” y un largo etcétera, son casos típicos desencadenantes de una de las situaciones más populares: la discusión. Y tales discusiones llevan a los siguientes razonamientos: “Nos queremos pero no nos entendemos”, “Yo solo quiero estar con ella pero no lo comprende”…

Ads

Ciertamente, todas las parejas atraviesan momentos tensos. Son una especie de pruebas de fuerza en el que la cabezonería y el sentimentalismo desembocan en gritos, portazos, un cigarrillo y, lo mejor de todo, en una pasional reconciliación (la mayoría de las veces). Hemos de preguntarnos ahora ¿son las discusiones causa de ruptura y de desgaste del cariño? Si la llama del amor –no podía perder la oportunidad de utilizar esta metáfora- está viva, no. Todo lo contrario. Constituyen una forma de salir de, conformismo y la rutina y de encontrar, así, cierto morbo a través de la lucha de caracteres fuertes. Pero si la relación está en crisis, las “broncas”, como vulgarmente se dice, se asientan sobre dardos verbales que hieren cada vez más. Es necesario, entonces, recuperar la buena comunicación.

 

Ads

¿La solución? Dejar de interpretar porque, cuando lo hacemos, nos fijamos más en el tono que utiliza nuestro interlocutor que lo que en verdad está intentando comunicar. Dejemos de lado esa concepción tan bonita y, a la vez, tan ridícula de que el amor de nuestra vida nos conoce tanto que puede leer nuestros pensamientos. ¡Por el amor de Dios, es grotesco! Si queremos a una persona que en todo momento nos dé lo que deseamos y lo que necesitemos, hijo, cómprate un perro, ponte a soñar y déjate de mierdas. Como personas únicas que somos y espero que quede claro ¡hace falta que digamos claramente lo que pensamos, lo que esperamos de nuestra pareja! ¡Hay que hablar! Y, eso sí, hay que estar predispuesto a escuchar. Así, sí que tendremos conocimiento de la persona que queremos y nuestra idílica imagen de dos viejecitos balanceándose en su mecedora.

Fuente: Ser Pareja