El trastorno pasivo agresivo, ¿Lo padece tu pareja? Descúbrelo.

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Invitaste a tu pareja a una cena con tus padres, a él no le interesaba ir, pero finalmente accedió a acompañarte. Tu pareja se toma un tiempo super excesivo en arreglarse, tanto, que deja en claro sus pocas ganas de ir a la cena… Tal es el tiempo que tardó vistiéndose, que ya se pasó la hora de la cena y quizás tus padres ya no te esperen.

Ese es una de las muchas maneras en que un pasivo agresivo, demuestra su comportamiento. De ahí proviene su adjetivo previo, “Pasivo”. Es una manera de ser agresivos sin enfrentarlo de manera directa. Quizá es esa la principal razón de por qué es tan difícil detectar este trastorno.

Principales síntomas.

Su más notorio síntoma, es la resistencia a las demandas de otras personas. Cuando se le solicita algo, difícilmente se negará a realizar tu tarea, pero su comportamiento entra en un estado pasivo excesivo que, técnicamente, deja claro que no hará absolutamente nada de lo que le pediste.

Otro de sus síntomas principales, es la falta de entendimiento ajeno. Es muy complicado saber qué es lo que quiere en realidad y nunca se pondrá en tus zapatos para entenderte a ti. Una de las peores formas de expresar la agresividad pasiva, es realizando las exigencias externas con mala intención, por ejemplo:

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Supongamos que se dio la cena con tus padres, y le pides a tu pareja que vaya a comprar algo de pan para complementar la cena. Él no se opondrá a la primera, pero esperará a que la gente termine de comer para ir y comprar el pan, demostrando una mala intención en esta acción.

Este ejemplo de la cena es casi sin importancia, pero este tipo de conductas puede potencializarse y ser realmente dañinas y peligrosas, siendo quizá, NO un pan lo que requieras en una noche de cena con tus padres, sino un medicamento urgente para llevar a alguno de tus padres a lo cual, tu pareja, responderá del mismo modo, simplemente porque se dejó llevar por su agresividad pasiva.

Los pasivo agresivos, son una olla de presión. 

Finalmente, estas personas viven en un estado de complacencia constante, pero, por dentro, están llenos de ira. Lo más peligroso de ellos, es que tarde o temprano, la pasividad se agota. Veámoslo de este modo:

Un pasivo agresivo, es pasivo, porque se siente cohibido de expresar lo que le molesta, sus inquietudes o lo que simplemente, no le da la gana hacer. Como se cohíbe de ello, tiende a drenarlos por medio de acciones malintencionadas pero silentes, haciendo que dentro de sí, quede esa ira y frustración acumulada, o al menos, gran parte de ella.

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En cierto momento, el pasivo agresivo acumulará tanta ira, que explotará en una peligrosa crisis que puede acarrear peligrosas consecuencias, volviéndose altamente violento e incontrolable.

Escrito por Ángel Dichy.