Carta para ti, que quisiste ser “la otra”, la amante de mi esposo.

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Cómo te mencioné una vez, nunca te lastimaría, eso no está en mi naturaleza y cada quien ofrece lo que tiene.

Sé que para ti fue fácil entregarte a sus brazos. Él es una gran persona, eso solo lo puedes saber si pasas día a día con él. Como padre, abre su corazón y muestra su parte de niño que todos llevan dentro. Tú apenas conoces lo que él te mostró en la cama.

Tú decidiste ser la otra, amante de mi esposo, tú quisiste llevar ese puesto.

Te tengo varias preguntas: ¿Qué te hizo creer que tenías el derecho de entrometerte en mi familia? ¿Qué te hizo pensar que no habría consecuencia por lastimar a una mujer que nunca te hizo daño y que ni siquiera sabía que existías? ¿Quién te dio a ti el derecho para que lastimases a mis hijos? ¿Te gustaría que yo lastimase así a tu hija? ¿Acaso has tenido la sensación de que alguien quiera arruinar tu vida simplemente porque no está conforme con la tuya? Yo sí, y por eso quiero que te pongas en mis zapatos para que veas lo que se siente.

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Entiendo que tanta culpa hay de tu parte, como la tiene mi esposo, pero las mujeres de verdad son las que ponen las pautas en la relación, así que dime ¿Qué esperabas de esta aventura?

Lo peor de todo es que sé que a ti también te pasó lo mismo. Alguien partió tu corazón y tuviste la apatía de hacerlo a otra mujer. Decidiste pagar con otra persona los estragos que te causó otra amante y tu esposo. Pues bien, date por pagada, porque desde que llegaste a nuestra vida, esto se ha vuelto un infierno.

Finalmente, quiero que sepas que, a pesar de que no todo es color de rosa, mi esposo demuestra día a día su arrepentimiento, y ¿Sabes algo? Le creo. Porque creo en que no es tan idiota como para echar a la basura 22 años juntos por una cualquiera que no supo respetar el lazo familiar que había entre mi esposo y yo… Y no, no lo trato como un santo y hago que día a día pague por su error porque sé que el daño está hecho, pero también sé que en algún momento yo le perdonaré y podré reconstruir con él, todo aquello que tontamente intentaste destruir.

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Sin más nada que decir, te desea que todos lo que hagas se te multiplique, para bien o para mal…

Atentamente la esposa de tu amante.