Y llego el momento más doloroso, la ruptura de una relación. Queremos ser capaces de ignorar ese dolor y por ello inventamos unas mentirillas para poder seguir adelante. Lo malo que a la larga ese dolor suele brotar y herir más de lo que creemos.
Todo ha sido por su culpa
Cuando recién terminamos una relación comenzamos a buscar culpables, y obviamente siempre el culpable de la historia va ser la otra persona. Muy difícil que pensemos que hemos sido nosotros, ya que creemos haber dado todo mientras que la otra persona no nos valoró como queríamos. Pero es bueno dejar eso de lado y realizarse una autocrítica, poner en una balanza las cosas buenas y malas que aportaste a la relación.
Somos seremos humanos, todos tenemos derecho a equivocarnos, pero también a aprender de los errores.
Nunca volveré a sentir algo así
Sientes que te han fallado y por ello no quieres enamorarte otra vez. Pero lo cierto es que, en un momento, vuelvas a estar tanto o más enamorado que en la última relación.
Mira esta ruptura como una forma de aprender a conocer más del campo amoroso y que para una próxima sabrás cómo actuar ante este sentimiento.
Me encuentro perfectamente
Tratamos de tapar el sol con un dedo y decimos que estamos estupendamente bien. Que nada nos afecta, que ya se esperaban esa ruptura.
No digo que esté mal ser fuerte, pero seamos sinceras con nosotras mismas y digamos lo que sentimos. Seamos capaces de afrontar la realidad para poder superarlo.
Asume tu vulnerabilidad con total natural. No te auto-engañes porque eso hará retrasar el proceso del duelo.
Tienes que ser consciente de lo que ha sucedido, así hayas sido tú la que terminó la relación. No es malo demostrar tus emociones, desahogar es bueno. Ayuda a que las cosas se calmen poco a poco.
Recuerda siempre “no hay mal que por bien no venga.”