Un psicólogo llamado Guy Winch, quien ha estudiado los asuntos de pareja por más de 20 años, considera que la felicidad en las relaciones dependerá de 3 factores o habilidades claves. Dichas habilidades deben desarrollarse por medio de la práctica, el ensayo y el error.
Empatía:
Ser empático significa poder colocarse en los zapatos de otras personas para actuar o responder de forma adecuada según las necesidades del mismo. Una persona empática es sensible a las emociones del otro, ya que la tristeza, la alegría y demás sentimientos, pueden verse reflejados en el empático, haciendo que la comprensión de las emociones ajenas sea más fluida.
La empatía es necesaria para dar paso a la segunda habilidad, la cual es la comprensión emocional. Sin empatía, no podemos saber realmente que siente la otra persona. También nos ayuda a mantener un nivel de tolerancia y poder lidiar juntos contra los problemas que se nos presenten por separados en una relación.
Comprensión emocional
Aunque no todos seamos capaces de controlar las emociones, es importante que podamos, al menos, comprenderlas. No hay alguien que pueda decir : “Tienes todo el derecho de sentir lo que sientes, lo entiendo”, en el fragor de una discusión. Sin embargo, si llegamos al nivel de control y de comprensión óptimo, quizá si sea posible y eso sería lo ideal. Al mismo tiempo, esto es necesario para aliviar los disgustos y aceptar la razón de las acciones guiadas por el temperamento emocional de nuestra pareja.
Consideración y cordialidad.
Solemos subestimar el pequeño pero gran poder de los actos de cortesía y atención. Muchas veces se genera un círculo vicioso en la pareja, en donde uno de los integrantes expresa abiertamente su disgusto y el otro responde de la misma forma hasta que ambos se sumergen en un conflicto verdadero. En dichos casos, un ramo de flores, un chocolate, una cena, una carta o incluso, el mejor regalo, un abrazo inesperado, puede ayudar a romper el círculo y aliviar la tensión en la pareja.
Por supuesto, esto es solo en caso de las discusiones tengan un arreglo, pero si hiciste mucho daño, quizá no te baste solo con un abrazo. Por ello, hay que hacer de la cordialidad, una rutina diaria.